Encuentro con el Escritor
I
El miércoles 24 de agosto de 2022, el escritor Maikel Rodríguez Calviño, realizó un encuentro con estudiantes de grado octavo, noveno y décimo, del Colegio del Bosque Bilingüe. Algunos de sus libros: “El laberinto de papel”, “El extraño crujir de las cosas mal dormidas”, “Los enigmas de la rosa de marfil”, forman parte del plan lector del área de español. El escritor conversó junto a los estudiantes, no solo de sus libros, también, de los ejercicios de lectura y de escritura. Para comenzar, Maikel Rodríguez contó los procesos de lectura, estudio e investigación que fueron necesarios para la escritura de estos libros; asimismo, compartió cómo los personajes de uno y otro relato se encuentran y entran en relación en los diferentes libros.
Y, sin embargo…
II
Y, sin embargo, lo anterior fue apenas el prolegómeno de este encuentro. A partir de algunas preguntas realizadas por estudiantes, la conversación orbitó alrededor de los procesos de escritura que, como señaló de manera precisa Maikel Rodríguez, son posibles gracias a unos procesos de lectura. Se escribe porque se lee; y se lee porque se siente la necesidad de conversar junto con otros. Porque se siente la necesidad de (re)calibrar unos modos de escritura, y tal vez, de pensamiento. Pero, otra precisión compartida por el escritor, y pertinente frente las fórmulas fáciles y mediocres que pululan hoy por todas partes, es que no hay manual; no hay fórmulas mágicas, ni manuales al uso, o atajos, que hagan emerger la escritura como si se estuviera sacando un conejo del sombrero de un mago. La escritura es un ejercicio, y este ejercicio es posible en el gerundio: escribiendo. No hay de otra. Leer y escribir son prácticas ejercitantes, modos del estudiar, que, en tanto tal, exigen unas maneras de la atención que, en nuestros días (¿cuáles días?), (nos) son ajenas; en los ritmos, en la duración de unos tiempos de vida que, con el pasar de las cosas que (nos) pasan, se encuentran reducidos a unos empleos de los tiempos de vida.
Y, sin embargo…
III
Y, sin embargo, los estudiantes disfrutaron del encuentro. Quienes escriben, tuvieron la oportunidad de resolver dudas, inquietudes, o de calibrar problemas con los que ya se están enfrentando al tratar de escribir. También, para quienes quieren comenzar, hubo un conjunto de reflexiones alrededor del ejercicio de escribir que, quizás, hayan potenciado ese comenzar. Pero, incluso, para quienes no tienen interés por la escritura, pero sí por la lectura, la conversación hizo visibles unos modos singulares de escritura; en este caso, los de Maikel Rodríguez, unos modos que están tras bambalinas, puesto que forman parte de su oficio, en el gerundio, haciéndose; y no hecho, que es aquello que tenemos entre manos y ojos cuando leemos alguno de sus libros. De ahí que, su proceso fue puesto sobre la mesa, compartido con jóvenes que no habían tenido la oportunidad de conocer, de primera mano, cómo se escribe un relato, qué piensa, quien lo escribe y por qué lo escribe como lo escribe: sus apuestas, temores, obsesiones, sus lecturas operando en su propio ejercicio de escritura.
El encuentro terminó con un escritor que tuvo el gesto de escuchar los estudiantes, de intentar tomar sus dudas e inquietudes y hacerlas orbitar alrededor de unas prácticas de lectura y de escritura, personal; creyendo en el hacer mismo. “A escribir se aprende escribiendo”, comentó Maikel Rodríguez. Y, como gesto final, antes de retirarse del auditorio, le dio el gusto estos jóvenes de tener una sesión de selfies y fotos que, en algunos de los perfiles de una de las tantas “redes sociales”, estarán acompañadas por unos breves comentarios escritos: “En el Colegio con el escritor Maikel Rodríguez Calviño”.
Y, sin embargo…